La imagen del beso entre Mijail Gorbachov y Erich Honecker data de octubre de 1989, dos semanas antes de la caída del Muro de Berlín, el final del régimen comunista en el Este de Alemania y el comienzo de la reunificación. El líder de la Unión Soviética había dado, una vez más, la puntilla de muerte a uno de sus aliados en Europa. Se cumplían diez años de aquel otro histórico ósculo protagonizado por el mismo mandatario germano y fotografiado por Regis Bauss con el secretario general del PCUS Leonid Brézhnev.
El poder y la fuerza de esta imagen quedan grabadas en la crónica del siglo XX. Porque esta fotografía reúne en esencia y en un solo clic el cambio fulgurante que supusieron para el mundo la glásnost y la perestroika implantadas por Mijail Gorbachov. El pasado 30 de agosto nos dejaba a los 91 años el protagonista principal de esa etapa convulsa e inacabada que fue su mandato. Su pérdida la sentí este verano con añoranza, con nostalgia… No sé si fruto del interés y pasión con las que vivimos aquellos acontecimientos en nuestra etapa de universitarios o por el vacío que deja su muerte en un planeta sin liderazgos convincentes ni propuestas transformadoras. Aquel otoño de 1989 no se me olvidará jamás.
Lo que sí me queda claro es que ahora nos enfrentamos en esa región a otro liderazgo totalmente opuesto al que encabezó Gorbachov. Soy consciente de la dureza y terquedad con las que gobernó Gorbachov desde sus convicciones esa “revolución” pacífica. Seguramente ese modo de gobernar y los cambios propuestos entonces fueron también consecuencia de la coyuntura y del desgaste del régimen. Pero su personalidad y los principios que manejaba en el difícil escenario de los largos pasillos del Kremlin me merecen toda mi admiración a día de hoy.
Ojalá aquel país, su ciudadanía y sus dirigentes, sean capaces de recordar solamente un puñado de los profundos valores y el coraje que inspiraron la personalidad de Gorbachov. Me encantaría que la cúpula de poder que lidera hoy la acción política de Rusia y sus aliados tuvieran una visión más global y renovadora en un mundo que reconozco que se mueve, en todas partes, desde el interés particular, el tacticismo y la acumulación de fuerzas. Ojalá.
Deja una respuesta