El término “edadismo” (del término en inglés “ageism”) define la discriminación que sufren las personas mayores. Es un vocablo semejante al que empleamos para explicar la discriminación por la raza –racismo– o por el sexo –sexismo–. En un tiempo en el que la pirámide poblacional va abultándose progresivamente en su parte superior este tipo de discriminación adquiere una mayor relevancia. El edadismo se puede concretar en tres dimensiones diferentes: a través de la creación de estereotipos, generando prejuicios hacia este colectivo o propiamente actuando de forma discriminante.
El pasado jueves, 14 de febrero, nos reunimos casi trescientas personas en Bilbao para reflexionar sobre el imaginario social sobre las personas mayores. Fue un encuentro organizado por el Consejo de Personas Mayores de Bizkaia, con el apoyo de la Diputación Foral de ese territorio, y la colaboración de la Fundación Gizadiberri y la Universidad de Deusto.
La principal intervención de esa mañana en el Palacio Euskalduna corrió a cargo de Estelle Huchet, miembro de Age Platform Europe. Para la activista, uno de los grandes problemas a los que debe enfrentarse el edadismo es que se trata de un fenómeno aceptado socialmente y todavía no censurado. Por ello, demandó a la sociedad, y especialmente a los medios de comunicación, que el término “edadismo” se comience a utilizar de forma fluida para que vaya calando poco a poco, incorporándose a la actualidad, y de esa forma en la opinión pública.
Los grupos sociales que se identifican con franjas de edad (la infancia, la juventud, las personas mayores…) no son colectivos homogéneos, uniformes. Cada uno de ellos contiene dentro de sí una enorme pluralidad, una gran diversidad. Sin embargo, los estereotipos actúan de reduccionistas de una realidad que es más compleja y llena de matices. Los estereotipos son elementos simplificadores y habitualmente adoptan una parte por el todo. Los estereotipos reproducen cualidades, atributos generalmente negativos, o que desprecian el fenómeno o colectivo que están describiendo. Pero a veces los estereotipos pueden reproducir una visión excesivamente optimista que también distorsiona el original y no responde a la verdadera realidad. Todos ellos –positivos y negativos– acaban conformando un imaginario en todos nosotros que no se parece en nada a lo que la realidad representa. Joan Subirats, en el Libro Blanco del Envejecimiento Activo, explica uno de los grandes estereotipos que se vierten sobre las personas mayores cuando se les describe como “objeto de atención, más que como sujetos dotados de autonomía, y mucho menos como personas capaces de desarrollar críticamente esa autonomía”.
En la misma jornada se presentó un estudio con los estereotipos sobre las personas mayores detectados en la prensa vasca en los tres últimos meses de 2018. En el informe, realizado por la graduada en Comunicación por la Universidad de Deusto, Ane Muruamendiaraz, entre otras cuestiones se concluía que casi ninguna pieza periodística analizada en la prensa reflejaba un tratamiento específico sobe el envejecimiento activo. También se destacaba que en casi todas las apariciones en los diarios se abordaba el colectivo de las personas mayores de forma homogénea y en muchas ocasiones vinculados a situaciones de vulnerabilidad.
Como también afirmó en el mismo encuentro la periodista guipuzcoana Elixabete Garmendia, tenemos motivos para la esperanza. En los últimos tiempos, la presencia de las personas mayores en actitudes activas y en el desempeño de diferentes tareas se ha multiplicado en los medios de comunicación. Aunque podamos pensar que se trata de una situación coyuntural –las protestas de los pensionistas–, esta nueva escena nos invita a cambiar un poco nuestra óptica y a confiar en que la visibilización de las personas mayores vaya adquiriendo otras tonalidades, otros fundamentos más aproximados a lo que en realidad es, alejada de estereotipos e imágenes simplistas.
Las personas mayores son tres o más juventudes juntas, implica una gran valía en cuanto a conocimiento de la vida y se deben valorar como tal. Además que están en una etapa donde la experticia les hace únicos y sabios. Considero que la universidad tiene un papel importante y que debe tomar en cuenta no solo a los jóvenes universitarios sino tanto a los niños para iniciarlos en el camino de los jóvenes y la vida académica futura,como a los adultos mayores quienes tienen mucho qué decir, contar y enseñar a los jóvenes y a los niños, por ello hay que crear espacios para escucharles. La experiencia es invaluable. Mi bisabuela paterna fue genial, la recuerdo mucho vivió 129 años y me encantaba conversar con ella, mis abuelas fueron un gran ejemplo vivieron hasta los 80 años, mi madre tiene 75 y me encanta conversar con ella, es una chica activa va al coro del adulto mayor de la sinfónica, es independiente, cuida su jardín, cocina delicioso, ama a los nietos, baila, le encanta salir a pasear, tiene muchas amigas y es divertida, está aprendiendo inglés y le encanta hacer chistes, y por las tardes jugamos scrabble.