Djeneta e Ibadeta son dos hermanas cuya historia sale a la luz a raíz del premio World Press Photo 2017 que se concede al autor de esta instantánea, Magnus Wennman. La imagen está obtenida en el hospital sueco de Horndal, a pocos kilómetros de Estocolmo. Cuando se toma la fotografía, Djeneta, a la derecha, permanece en estado vegetativo desde hace dos años y medio; e Ibadeta, a la izquierda, desde hace seis meses. La imagen causó una gran polémica en todo el mundo y un enorme revuelo en el país nórdico por las circunstancias de sus dos protagonistas.
Los elementos en común que comparten ambas hermanas, y otros cientos de niños y adolescentes de entre 8 y 15 años que viven semejante situación, y de los que se tiene constancia en instancias médicas desde 2004, es que todos ellos son inmigrantes y que han vivido una realidad traumática en sus jóvenes años de vida. Procedentes de los Balcanes o de la antigua Unión Soviética, sus familias debieron marchar de allí a causa de la guerra o de la penuria en la que vivían. Lo más curioso resulta que, a pesar de que en Alemania se conocen casos de familias con la misma movilidad forzosa en los últimos años, los casos documentados sólo se dan en Suecia.
A esta afección aparentemente de salud se le ha denominado en círculos sociales y mediáticos, el “síndrome de la resignación”. Según se ha podido constatar, se produce cuando las personas afectadas han conocido alguna decisión traumática próxima, como la inminente deportación a su país de origen. En este momento entran en un estado catatónico que les inmoviliza y parece que no responden a estímulos ni pueden expresarse, comer o desarrollar el resto de funciones fisiológicas con normalidad. Estos trastornos o trances también se han investigado en el pasado, por ejemplo en personas que vivieron en los campos de concentración nazis.
Cuando la Humanidad adopta decisiones a gran escala (guerras, conflictos étnicos violentos, expulsiones y deportaciones…) normalmente no es capaz de medir que detrás de cada una de ellas se esconde la vida diaria, cotidiana, de miles, de millones de personas que van a sufrir en sus propias carnes dichas decisiones. La geoestrategia y las relaciones internacionales no entienden de historias humanas porque miran por otros intereses que se superponen y acaban enterrando los más importantes. Preguntados los expertos por una explicación al “síndrome de la resignación”, aseguran que cuando un adulto da todo por perdido cuenta con recursos para poner un punto y a parte, o despegarse de esa vivencia que le lastra. Mientras tanto, los niños y los jóvenes pueden llegar a colapsar y apagarse durante un tiempo, como queriendo decirnos que no son capaces de soportar algunas de las barbaridades que generamos los adultos.
Deja una respuesta