Daniel Innerarity (elpais.com)
La Red es un espacio abierto y descentralizado, que horizontaliza la sociedad. Al igual que el mercado tiene una estructura igualitaria, pero muestra las mismas limitaciones inherentes a todo sistema de agregación, entre ellas, una peculiar promoción de la desigualdad. No haríamos una descripción cabal de la política de las redes si nos limitáramos a celebrar sus propiedades democratizadoras sin advertir sobre sus riesgos, sus contradicciones, sus límites, y los interrogantes que plantea un despliegue todavía abierto. Uno de los primeros interrogantes tiene que ver con la cuestión de la igualdad. Esto nos permite hablar de una brecha digital, y de pobres y ricos en materia de datos.
Hay diversos tipos de desigualdad digital y unas asimetrías considerables. En principio, las redes sociales son tan accesibles, como los bancos de datos o la posibilidad de ganar popularidad y reputación en Internet. Pero esta accesibilidad no resuelve la cuestión de la igualdad: por un lado, no suprimen completamente las desigualdades del mundo analógico y, por otro, se ponen en marcha otras específicas de estos medios.
Es cierto que los internautas se critican unos a otros en un espacio horizontal, pero no lo hacen en un contexto de perfecta igualdad, sino en otro que tiene el…
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