Rafia Zakaria (Revista Contexto)
El 26 de marzo de 2016, un parque infantil de Lahore, Pakistán, sufrió un ataque terrorista que acabó con la vida de gran cantidad de niños y sus padres; juguetes y zapatitos quedaron desparramados junto a diversas partes del cuerpo y fragmentos quemados de ropa. A cientos de miles de kilómetros de allí, en Palo Alto, California, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, entró en su perfil de Facebook, que aglutina a millones de seguidores en el imperio de su red social. Conmovido por las noticias de la masacre de Lahore, Zuckerberg observó que su equipo de Facebook había activado demasiadas veces en los últimos meses la “Comprobación del estado de seguridad” (Safety Check), que se diseñó para que los usuarios pudieran alertar a sus amigos y seguidores de que se encuentran fuera de peligro cuando se produce un ataque mortal o una catástrofe natural. Zuckerberg hizo referencia a los ataques terroristas que habían sacudido Turquía y Bélgica, además de mencionar el atentado de Lahore. Para finalizar, confirmó su determinación de hacer frente a esos males con una conclusión marcada por su característico sientehabla:
, y en el que todas las personas de todos los países se sientan conectados, apreciados y amados. Ese es el mundo que podemos y debemos construir entre todos.
En los meses posteriores, Zuckerberg pasó a otras cosas: una iniciativa para “curar todas las enfermedades” (sí, la gente todavía cae enferma de forma inoportuna, aunque Zuckerberg velará porque reciban el tratamiento más eficaz posible) y, en junio de 2017 […]
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