Miguel Vázquez Liñan (El Salto)
Las campañas electorales nos llegan cargadas de mensajes que fomentan una confrontación social que acabaremos pagando los ciudadanos. Los medios de comunicación no pueden ser partícipes de este proceso: la alfabetización mediática y el cambio en la forma que tenemos de consumir la información son parte de la solución.
Volvemos a estar en período electoral aunque, a decir verdad,podría parecer que nunca hubiésemos dejado de estarlo. De hecho, si nos guiamos por la información que, sobre “política”, nos ofrecen buena parte de nuestros grandes medios, es probable que no notemos grandes diferencias a raíz del inicio de la “precampaña”. Para ellos, y para los partidos políticos, siempre estamos en campaña.
Los medios convencionales suelen denominar “precampaña” a casi cualquier momento fuera delos quince días previos a las elecciones; es decir, a la campaña que establece la ley. En un error nada inocente, la cobertura de estos medios mezcla, confusamente, “política” con “partidos políticos”, de lo que se podría llegar a concluirque no hay más política que la electoral. Y esta campaña permanente va acompañada, desde luego, de propaganda permanente.
No creo descubrir nada al afirmar que, en campaña, los candidatos suelen mentir “por encima de sus posibilidades”, por usar una expresión que la ex ministra Fátima Báñez utilizase en 2012 para referirse al modo de vida de los españoles en los años previos a la crisis. Si la campaña se extiende, también lo hace el periodo en el que los líderes políticos compiten por el espacio mediático y relajan, digámoslo así, su apego a la verdad. Por desgracia, esta competencia no suele materializarse en argumentos, explicaciones o propuestas realizables para mejorar la vida de las personas […]
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