Cuando Chelo Alvarez-Stehle conoce a Virginia Isaías emprende una nueva vida de denuncia de la explotación sexual junto a ella. La cineasta comparte su denuncia constante y se mimetiza con la activista. Virginia es una mujer que ha huido a EEUU de una red mexicana de trata y prostitución con su bebé de seis meses. Diez años después lidera la denuncia contra la explotación sexual entre la comunidad latina del sur de California. Su inmersión en la denuncia de la violencia de género y de la trata para fines sexuales acaba por empapar su vida y sentirse íntegra en esa lucha. Chelo interioriza ese mensaje y no puede detenerse ahí.
Sands of silence (Arenas del silencio, 2016, 86 min., EEUU/España) es uno de los resultados artísticos de esta lucha que no acaba y va calando en grandes colectivos de la ciudadanía. Una película que se estrenó ahora hace un año en la Cineteca de Matadero (Madrid) y que ha recorrido toda la península recogiendo alabanzas y adhesiones a esta causa de justicia. La cinta, con una significativa parada en la playa de Zarautz, recala estos días en nuestros cines y puede verse en alguna de nuestras salas o casas de cultura más cercanas.
La película ha logrado, entre otros, el Primer Premio y Biznaga de Plata 2016 del Festival de Cine de Málaga; el Premio del Público a la Mejor Película Documental Awareness 2016 del Film Festival de Los Angeles; el Premio al Mejor Documental y el Premio del Público 2016 del Malibu International Film Festival; el Premio de Periodismo del Sur de California 2017 del 59th Southern California Journalism Awards en la categoría de largometraje documental; y el Premi fada a la Cultura 2017 de la Fundació Vicki Bernadet en Barcelona.
La película, integrada en lo que entendemos como un documental, recoge testimonios reales de mujeres que han escapado de diferentes expresiones de la violencia de género como la situación creada con la trata de mujeres. Sus palabras, sus lágrimas y sonrisas, sus silencios, sus miradas… no dejan impasible a nadie. La narración de sus vivencias, todavía en carne viva, nos traslada a escenarios que representan lo más miserable del ser humano. Pero este documento no se queda solamente en los personajes que lo protagonizan. Como afirma la directora “su eco está creando olas de valor”. La fuerza con la que esta mujeres se han levantado y han hablado a la cámara –a todos los espectadores– espera sumar a la causa a miles de ciudadanos y ciudadanas cuya sensibilización coadyuve en el restablecimiento de la justicia y de la igualdad entre hombres y mujeres.
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