Patricia Simón (La Marea)
Hay algo que da más miedo que el fin de la vida propia y de la de los seres queridos: la antelación de sus cenizas. Hay cierta fascinación ante la contemplación del precipicio: lo fácil que es convertir cuerpos que albergan mentes que componen afectos, melodías, ficciones e ingenierías mecánicas en jirones de carne sepultadas en fosas comunes; a hijos en retratos de pancartas portadas por madres que ya no temen nada porque sienten que nada tienen