Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo. / Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo. / Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida. (…) / Las armas tienen miedo a la falta de guerra. / Es el tiempo del miedo. / Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. / Miedo a los ladrones y miedo a la policía. / Miedo a la puerta sin cerradura. (…) / Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar. / Miedo a la soledad y miedo a la multitud. / Miedo a lo que fue. / Miedo a lo que será. / Miedo de morir. / Miedo de vivir. (Eduardo Galeano)
Qué evocación más pertinente, en este mundo que coloca el altavoz a historias globales para tener miedo de ellas. En esta sociedad que persigue el miedo en cada circunstancia o razón, a veces con sentido y a veces sin él. Qué escena tan imponente la de esos miles, millones de asiáticos, circulando por las calles ataviados con sus mascarillas. Qué imagen tan apocalíptica, recreada muchas veces por el cine, la de esas urbes cargadas de cemento, vacías y siniestras. Porque, ¿qué necesidad tiene el ser humano de recrear esos relatos cargados de inseguridad y temor? ¿Qué interés puede existir en extender interpretaciones que recurran constantemente al miedo para sostener un argumento o una razón política?
Desde el temor, la incertidumbre y la inseguridad se vive desprotegido, más indefenso. El miedo contagia la sensación de futuro inestable, de indefensión, de debilidad, de permeabilidad de nuestros sentimientos, de inocencia desconocida y de desprotección ante los demás, sobre todo ante los que dominan y predican lo que hay que hacer. Hoy se fabrican y se extienden los miedos ante riesgos sanitarios, crisis económicas, amenazas terroristas, vinculaciones identitarias nacionales, emergencias climáticas, poderes omnipresentes, apagones digitales… El miedo generaliza la dependencia y la huida. El miedo impide afrontar los problemas porque paraliza. El miedo aparece asociado normalmente a estados en los que se impone la inteligencia emocional a la racional. El miedo desactiva la esperanza en este mundo. El miedo también es un mecanismo de defensa. El miedo es un instrumento de manipulación.
La expansión del coronavirus es, una más de esas razones que se extienden periódicamente y cuyo alcance social entre la opinión pública, no depende tanto de los avances médicos, como de la influencia de los mass media y de los social media en viralizarlos o extinguirlos en un momento dado de la agenda temática. Informaciones que vienen acompañadas de una deficitaria –o nebulosa– documentación, la aceleración en la transmisión de imprecisas novedades (datos de afectados, anécdotas sobre circunstancias particulares, retahíla de medidas oficiales adoptadas, etc.) y la propagación de mentiras que encuentran un caldo de cultivo idóneo. Antes pasaron por aquí otros muchos agentes de controversia que generaron un miedo global: enfermedad de las vacas locas, gripe aviar, gripe A, SARS, ébola…
Estas líneas no pretenden, en ningún modo, minimizar el riesgo o la situación grave que está viviendo la ciudadanía de muchos países en este momento, y mucho menos de retomar la figura de la existencia de una “mano negra”. Solamente, quiere constatar que la actual civilización necesita focos de miedo y de temor para avanzar, o por lo menos para ser consciente de sus limitaciones. Lo que tiene más riesgo es la utilización de ese fuerte sentimiento para alojarse en nuestras conciencias y decidir por nosotros. Para despojarnos de parte de nuestra libertad y, en ese estado de debilidad, socavar nuestra voluntad. Hoy el que quiere manipular recurre al miedo. El sociólogo alemán, Heinz Bude, escribió en 2017 un ensayo que tituló La sociedad del miedo con el que describía los factores esenciales de ese miedo. Un sentimiento, que es rasgo indisociable de este mundo global, al que parece que el individuo no se acaba de adaptar y por ello sigue viviendo en una constante zozobra.
Leire dice
Muy interesante. Muchas gracias por tus artículos y reflexiones.
Juan Pagola dice
Gracias Leire. Recuerdos.
JOSÉ REPISO MOYANO dice
De una vez por todas, ninguna maldad en el mundo se sostiene con una minoría, ¡eso es una falsedad total!, sino objetivamente siempre por el colaboracionismo de una mayoría. ¡Siempre!, y en cualquier injusticia que seleccionéis al azar. Que manipulen menos ésos pillos intelectuales que hay y que otros no falten a sus responsabilidades creyéndoles.
Lo que pasa es que el reino de la gran inconsciencia y del autoengaño es todopoderoso, sí, y casi todos son diariamente HALAGADORES de las variadas formas que tiene una u otra injusticia, ¡pero no se dan cuenta! De maquillar sus caras duras sí.
. https://twitter.com/JoseRm52 http://delsentidocritico.blogspot.com/ José Repiso Moyano
JOSÉ REPISO MOYANO dice
NO SE PUEDE
con herramientas de sinrazón
seguir a la ética;
no, no, no se puede (de ninguna forma)
cumplir la ética
ni nadie en el Universo en sinrazón
el atribuirse racionalmente
tener unos valores éticos
o el decir que es algo ético.
Si lo hace alguno, ¡pues se equivoca, miente o manipula! (con sus obvias CONSECUENCIAS DE MALDAD).
¿Cuáles son las herramientas de la sinrazón?
Pues únicamente éstas:
—Lo que no es racional.
—Lo que veta a lo racional.
—Lo que impide ser replicado racionalmente.
—Lo que se inventa normas a cumplir que no son racionales.
—Lo que se inventa formas conductuales a seguir que no son racionales.
—Lo que se sirve de algún poder o de decir o de imposición para pretender llevar la razón.
—Lo que haciendo pasar una no-razón por una razón triunfa socialmente.
—Lo que haciéndose pasar por algo bueno va quitando los espacios sociales a la razón (y, por lo tanto, a la ética).
Y ¿qué es únicamente tener razón?
Pues no tener «porque síes» ni contradicciones ni negacionismos de la realidad ni confusiones ni mecanismos de vetar réplicas ni imposiciones por respaldarse en algún poder *; además de un HACER o DECIR racionalmente impillable o indesenmascarable en su mostración racional y en su no complicidad con alguna sinrazón.
*Y aquí solo se habla de poder en cuanto a poder contra el bien; por lo que únicamente poder es la capacidad de instalar una sinrazón-mentira en la sociedad, y así imponerla.
https://twitter.com/JoseRm52 http://delsentidocritico.blogspot.com/ José Repiso Moyano