Nos hemos preocupado desde hace tiempo en tratar de desmitificar, desactivar y diluir los mitos, prejuicios y estereotipos que impregnan la narración de esa realidad más lejana a nuestras vidas acomodadas de Occidente. También hemos tratado, con mayor o menor éxito, de desmontar la cosmovisión eurocéntrica con la que están construidas las historias de los territorios y pueblos en conflicto, pobreza y desigualdad. Este es un buen ejemplo de un lugar en el mundo que ha sido, durante décadas, epicentro de esas circunstancias que muchas veces hemos mirado con nuestras borrosas gafas.
En la imagen se aprecia a dos jóvenes sentados sobre un viejo carro de combate que miran a la cámara. Su rostro refleja sosiego, pero en un escenario que nunca ha dejado de ser bélico. Afganistán ha sido un pueblo, cuna de intereses y de pugnas muy duras, cuya tragedia ha pagado con creces su ciudadanía. Esta es una de las imágenes que completa la colección The Kabuler que persigue ofrecer otra visión de este país.
Cristina de Middel y Lorenzo Meloni, ambos fotógrafos de la Agencia Magnum, nos cuentan con sus imágenes otra forma de mirar Afganistán. Una visión sosegada y mundana de ese pueblo, nexo, origen y fin de unas cuantas civilizaciones y culturas a lo largo de los siglos. Acostumbrados a contemplarlo desde lo convulso y dramático, el ejercicio de estos fotógrafos ha sido aterrizar sobre lo cotidiano. No porque no exista dramatismo en la vida de muchas de sus gentes, sino por visibilizar que, a pesar de ello, la vida transcurre, sale a flote y se adapta a las dificultades y los impedimentos impuestos por regímenes autoritarios o creencias que fomentan lo inhumano.
Algunas fotografías representan el desgarro, la amargura y el sometimiento, pero también se vislumbran ciertos brotes verdes naciendo de entre las cenizas que lo han arrasado casi todo. Las guerras de los últimos cincuenta años, el régimen talibán y las luchas entre distintas facciones e identidades han dejado secuelas que convierten más dura la vida, más crudos los inviernos y más difícil la subsistencia. Conviene mirar esta colección con otros ojos, sin la presión ni la postura de lo que nos han contado hasta ahora, pero con la vista limpia de un pueblo que quiere dejar atrás su pasado.
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